1. No importa la distancia que vayas a recorrer.
Si viajas de Alemania a Italia, desde Dinamarca hasta el sur de Francia, o desde Madrid a Valencia. Lo que importa es que tengas todo preparado, el coche en buen estado y que viajes seguro.
2. Estar preparado.
Verifica siempre que has empaquetado todo, que has dejado tu casa bajo control y que has acordado con tus amigos o familiares que recojan el correo y alimenten a tu mascota. Todo esto evita hacer llamadas estresantes mientras se está conduciendo o tener que dar la vuelta. Una lista también ayuda.
3. Estar descansado. Nunca hay que desestimar lo físicamente agotador que es un viaje largo, sobre todo en las carreteras que no conoces o con tráfico denso. Los conductores deben haber descansado bien y ser plenamente conscientes de su entorno durante el viaje, pero los pasajeros descansados también ayudan a reducir el estrés en el coche.
4. El equipaje. Piensa dos veces lo que vas a coger. Por ejemplo, una sombrilla de playa puede parecer importante, pero si sobresale del área de pasajeros del vehículo tal vez merezca la pena comprar o alquilar una en el destino.
5. Investigar tu ruta. Un poco de planificación sobre el tiempo de conducción, las carreteras que coger y las posibles paradas reducirán considerablemente el estrés con antelación.
6. Conducir por tramos. Todos los organismos de seguridad vial recomiendan que los viajes largos se dividan en tramos de conducción. Parar al menos cada dos horas ayuda a la concentración del conductor. Tomar comidas ligeras y beber mucha agua evita esa sensación de saturación y cansancio que se tiene tras una comida pesada. Recuerda que no beber agua es tan peligroso como conducir borracho.
7. Conducir por turnos. Si es posible, encuentra un compañero de conducción y turnaros hasta llegar al destino. Esto permite que cada conductor descanse y aumenta la concentración.