Un mismo país, muchas aguas y no todas ellas igual de saludables.
Los habitantes de Madrid, Bilbao y A Coruña son los que disfrutan de la mejor agua del grifo de entre todas las capitales españolas. En el otro extremo se encuentran los vecinos de Zaragoza, Valencia y Ciudad Real que son las tienen un agua de peor calidad. Y los datos no mienten ya que en estas tres últimas es donde se consume más agua embotellada.
Aunque todos los aguas de las capitales españolas son perfectamente aptas para el consumo, lo cierto es que, según un estudio realizado por los laboratorios Sigma, la mayoría de ellos podría mejorar notablemente su calidad y reducir los niveles de compuestos potencialmente cancerígenos. A tenor de los datos de este estudio publicado por la revista Interviú en el umbral de la potabilidad se sitúan tres ciudades: Valencia, Ciudad Real y Zaragoza.
Los datos de los análisis realizados en la ciudad de Valencia, entre los días 5 y 10 de julio de 2007, revelan elevados índices de trihalometanos, nitratos y arsénico que son los indicadores sanitarios de la calidad del agua. Los trihalometanos son compuestos volátiles que surgen de la reacción entre el cloro y la materia orgánica que lleva el agua y que en dosis muy elevadas pueden llegar a ser cancerígenos. Según los análisis de Sigma Laboratorios, en Valencia se recogieron 80 microgramos de trihalometanos por litro de agua (el máximo legal es de 150 microgramos por litros pero a partir de 2009 será de 100). Respecto al nivel de nitratos es el segundo más elevado, después de Zaragoza, ya que alcanzan los 19 miligramos por litro.
Sobre esta cuestión no es la primera vez que se advierte de los elevados índices de nitratos en el Turia (Valencia bebe de este río y del Júcar) que comprometen el consumo humano.
En 2006, la Confederación Hidrográfica del Júcar admitía en el estudio informativo del Parque Fluvial del Turia que en el tramo del río entre Vilamarxant y Riba-roja las concentraciones de nitrato debido a su uso en la agricultura «se acercan peligrosamente y llegan, con alguna frecuencia, al límite máximo de 50 miligramos por litro establecido para las aguas potables de consumo público, comprometiendo de esta manera la aptitud de las aguas para dicho uso».
Respecto al arsénico, un elemento natural pero altamente tóxico, el límite legal es de 10 microgramos por litro pero en Valencia sólo se ha detectado 1 microgramo por litro (de los más bajos ya que Madrid alcanza los 3 microgramos).
Conductividad y pH
Otros indicadores de calidad técnica del agua analizados por Sigma Laboratorios también detectan un elevado pH del agua en Valencia, 8,2 (lo que revela que el agua es muy alcalina) y una elevada conductividad (948 microsiémens por centímetro) que es la capacidad del agua de conducir la corriente eléctrica y que depende de la cantidad de sales minerales disueltas en el agua. Por último, Valencia puede alardear de tener el agua con más dureza (mayor concentración de compuestos minerales como las sales de magnesio o el calcio). Este periódico intentó ayer contactar con la concejala del Ciclo Integral del Agua, M. Àngels Ramón Llin, sin éxito.
La mala calidad del agua del grifo revierte en millonarios beneficios para las empresas de agua embotellada. Así, y según los datos de la Asociación Nacional de Empresas de Agua Embasada, el consumo del líquido elemento embotellado creció durante el pasado año un 5 por ciento, hasta superar los 5.700 millones de litros, con la Comunitat Valenciana, Castilla-La Mancha, Cataluña y Aragón como las comunidades autónomas donde se consume más agua de la que llamamos mineral.